FRAGMENTOS DEL SIGLO XIX INDIVIDUAL
JUAN MONTALVO
(1832-1889)
Ecuatoriano - Ambateño
Las Catilinarias
Juan Montalvo nace en Ambato apenas dos años después de que el “Departamento del Sur” se ha separado de la Gran Colombia y ha pasado a ser el “Estado libre e independiente del Ecuador”. Y a tan solo diez años de la Batalla del Pichincha, que terminara definitivamente, en este territorio, con el gobierno español.
En 1830 es asesinado Sucre, en Berruecos, y muere Bolívar, en Santa Marta. La joven República del Ecuador empieza a ser gobernada por un militarismo extranjero encabezado por el general Flores que no dejará el poder sino después de 15 años.
Ya en 1843, Juan evidencia los atropellos del gobierno en la persona de su hermano Francisco, quien es desterrado por Flores al Perú. A su paso por Ambato, el pelotón se ensaña con el detenido, en presencia de la familia que nada puede hacer para evitar el maltrato. Ésta es quizá una de las primeras semillas de rebeldía que empiezan a germinar en el futuro gran escritor.
Ecuatoriano - Lojano
La Emancipada
A la margen
de los ríos
se levantan, se
extienden y entrelazan
los bambús, los carrizos, los laureles, el sauce y el aliso. En las
colinas levantase el arupo para mostrar de lo alto su copa y sus
ramilletes. Como el placer y el dolor en
el corazón del hombre, así alternan a la falda de esos cerros y en la parte
agreste de esos valles, el faique con sus espinas y el chirimoyo con la
frescura de su follaje, la fragancia de sus flores y lo sabroso de su fruta. Las
acequias que, partiendo
de los azudes,
van a humedecer
los terrenos regadizos, dan a beber a las plantas, atraviesan los setos
y recorren las heredades moviéndose y rielando como serpiente de diamante. En los ribazos se forma algunas veces una
sociedad heterogénea: las cabras, las vacas, las yeguas ramonean el césped que
Dios creara para ellas; y a la par de estas el hombre recoge de los mismos
parajes, el díctamo, el azafrán, la doradilla, la canchalagua, y extrae la miel
y la cera que fabrican las abejas. Más
allá, las altiplanicies
pobladas de higuerones,
cedros, faiques y guayacanes
sirven de aprisco
y majada a
los rebaños y de
sesteadores al campesino.
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